Con la llegada de la primavera llega el momento de empezar a preparar la piel no solamente de cara a la mayor intensidad solar, sino para que luzca en buen estado. Empezamos e llevar indumentaria más ligera, exponiendo totalmente la piel de brazos, piernas, escote…

Debemos ser conscientes de que nuestra piel se regenera cada día en el sentido de que diariamente fabricamos células nuevas. Esto significa que las células muertas de la piel debe ser eliminadas para que la dermis luzca en total plenitud. Y se consigue mediante una exfoliación profunda.

 

Así la piel se verá más sana y bonita, al mismo tiempo que estará preparada para ir adquiriendo poco a poco la tonalidad uniforme que le aporte la exposición solar. Recordemos que no es necesario ir a la playa para ello, ya que simplemente paseando por la calle durante las horas de mayor radiación solar, ya podemos broncearnos.

Una exfoliación profunda realizada por profesionales en un centro de estética, no solamente restaurará la piel en las zonas difíciles como rodillas y codos, sino en todo el cuerpo: el resultado se ve y se siente.  Es el paso previo para lucir una piel nueva, y además relajarse durante el tratamiento, desconectar, y centrarse en nuestro propio bienestar.

Después de la exfoliación la piel quedará extremadamente suave, revitalizada, con mejor tono  y bien preparada para recibir las cremas hidratantes corporales, que harán mucho más efecto.

 

Una correcta exfoliación también previene impurezas en la piel, que a veces son consecuencia de células muertas acumuladas. Y por supuesto ayudará a conseguir un bronceado más bonito y duradero.

La piel es un órgano,  el más grande del cuerpo, ya que lo recubre por entero y precisa de cuidados como limpieza, exfoliación e hidratación.

Es la barrera que nos protege del exterior y refleja el estado del interior del organismo.

También es uno de los principales atributos de belleza de una persona, ya que no hay belleza completa si la piel no está en buen estado.

Habituarse al menos a dos exfoliaciones profundas al año, una en primavera y la otra al final del verano, es una forma inteligente de mantener la piel en buen estado.

Siéntete a gusto en tu piel y presume de ella: una buena exfoliación te ayudará a ello.