• Usar correctamente el protector solar, además de protegerte de las quemaduras y del cáncer de piel,  te ayudará a prevenir las manchas y el envejecimiento prematuro.

 

Hay que desterrar la idea de que el protector solar en rostro y cuerpo solo se utiliza para ir a la playa. Lo correcto es utilizarlo cada vez que tengamos que exponernos al sol durante cierto rato.  Pasear por la calle, tomar algo en una terraza, tender la ropa… Son actividades cotidianas que si las hacemos mientras recibimos los rayos solares, tienen sus efectos sobre nuestra piel. Para bien y para mal.

Pero para que le protector solar sea efectivo al máximo, es importante seguir una pautas. En primer lugar, escoger el factor de protección más adecuado a tu tipo de piel.  Las pieles más claras necesitan de un factor de protección muy alto, el FPS 50, como los niños y las mujeres embarazadas (para prevenir las manchas).   La menopausia o los tratamientos hormonales como  los anticonceptivos, también pueden provocar la aparición de manchas.  En esos casos para prevenir es mejor protegerla con un FPS 50, al menos en zonas como cara y escote, más propensas a manchas.

Otro factor muy importante es renovar la aplicación del protector solar, ya que con el paso de las horas pierde eficacia. Si estamos en la playa conviene renovarla cada 2 horas como máximo, aunque sea resistente al agua.  Si no es resistente al agua, hay que aplicarse crema después de cada baño, cuando nos hayamos secado.

Si nos aplicamos crema solar para ir por la calle por la mañana, hay que tener en cuenta si al cabo de varias horas nos tenemos que exponer al sol, habrá perdido eficacia.  Deberemos pues renovarla si queremos protegernos bien, especialmente si hay manchas.

La aplicación correcta de la crema es esencial: entre 15 y 20 minutos antes de la exposición al sol.  Hay que darle cierto tiempo a la piel para que pueda absorberla bien y pueda ser efectiva al máximo.

Es recomendable usar un protector solar especial para la cara y otro para el resto del cuerpo, ya que la piel del rostro es más delicada.

No tenemos que olvidar aplicar crema solar  en la zona de las ojeras y los párpados, ya que a veces se nos olvida y pueden quemarse, o verse oscuras. Deberá ser una crema hipoalergénica, para evitar posibles alergias.   El puente de la nariz es otra zona que puede quemarse con facilidad.

Las zonas del cuerpo más sensibles al sol son el pecho y los hombros, ya que permanecen más tiempo al descubierto. Por este motivo, y para prevenir la aparición de pecas y manchas, conviene protegerlos con cremas solares. Y no solamente para ir a la playa.

El uso de protección solar en las manos también es importante: en ellas se reflejan los signos de la edad antes que en otras zonas, y aparecen fácilmente pecas y manchas.

Otra zona delicada que a veces olvidamos cuando vamos a la playa, es detrás del cuello. No olvidemos protegerla con abundante crema cuando tomemos el sol de espaldas. Y con los pies sucede otro tanto, pero pueden quemarse con facilidad en la playa. No es suficiente con enterrarlos en la arena, hay que proteger los pies con protector solar.

También existe la opción de utilizar diferentes factores de protección, dependiendo de la zona a proteger. Por ejemplo, en el rostro se aconsejan los FPS 30 o FPS 50. Si ya existen manchas o hay propensión a ellas, es mejor utilizar siempre la FPS 50.

En las zonas del cuerpo que comprobemos que no son tan sensibles al sol,  podemos utilizar una crema con una protección solar más baja. Así el bronceado será más uniforme.

Si necesitas más información o asesoramiento, ven a vernos. En Núria Altés Estètica i Salut somos especialistas, y además de aconsejarte tenemos la crema solar más adecuada para las necesidades de tu piel.